domingo, 23 de enero de 2011

Palabra de Assange...

Apenas quedan dos días para que se decida en Reino Unido la suerte de Julian Assange, el fundador de la famosa web Wikileaks que pasa ahora por uno de sus peores momentos, el australiano se enfrenta a una posible extradición a los EE.UU., país que estudia acusarle de espionaje por la filtración de documentos secretos del gobierno del mismo.
Sin duda se trata de un juicio relevante a escala mundial, la página del australiano es la única en el mundo que ha filtrado material confidencial de multitud de países. Se trata de una web en la que se cuelgan documentos confidenciales filtrados por disidentes de gobiernos o por los propios miembros actuales de los dichos, lo cierto es que las fuentes se desconocen y no parece que vayan a salir a luz, por lo menos en un futuro cercano. Así que Wikileaks supone la única fuente de información acerca de lo que hacen los gobiernos en la sombra y cómo lo hacen, además de informarnos acerca de las relaciones entre los distintos países.

La pregunta entonces es: ¿se debe censurar la web? o lo que es lo mismo: ¿suponen los actos de Assange un delito de espionaje?
Ante dicha pregunta hay respuestas muy dispares pero las dos opiniones más comunes son las siguientes:

Por un lado hay gente que piensa que la libertad de prensa está por encima de todo, siempre y cuando no se extralimite y agreda a la libertad de otras personas. Son personas que piensan que se deben conocer todos los detalles de la actuación de un gobierno ante un suceso determinado para poder valorar objetivamente las actuaciones del mismo. Por tanto, son arduos defensores de la continuidad de la web.

Por otro lado hay personas que piensan que no todo el mundo está preparado intelectual y moralmente para comprender las acciones en la sombra del gobierno de su país. Estas personas se basan en que si no se conocen las intenciones del gobierno se pueden malinterpretar sus acciones y, por tanto, juzgar erróneamente. Éstos no defienden el cierre de la web pero tampoco apoyan su continuidad.

Respuestas bien distintas ante la misma pregunta pero lo que no se ha cuestionado aún es la fiabilidad de las fuentes de Wikileaks, se asume que son de fiar y por tanto se les da un voto de confianza pero, ¿son realmente fiables? Todas estas filtraciones coinciden temporal y espacialmente con los hechos pero, ¿eso las hace ser verdades absolutas? Estoy completamente seguro de que si hoy se filtrase un documento del gobierno de los EE.UU. en el que se dijese que somos parte de un experimento interplanetario habría miles, quizá millones de personas que lo creerían sin cuestionarlo en absoluto. Y es que vivimos en una era de "sobreinformación", información que asimilamos de forma inocente, sin ser críticos con aquello que nos llega. ¿Y si esos supuestos documentos filtrados fuesen una estrategia de los países que los filtran? ¿Y si los utilizasen para ofrecernos una segunda visión de los hechos enmascarando así la verdadera versión? ¿Y si fuese este el mayor caso de contraespionaje de todos los tiempos?

Y es que, a día de hoy, no somos críticos con aquella información que nos llega, nos creemos todo aquello que dicen los periódicos sin cuestionarnos si realmente dicen la verdad. Y si encima llega un señor llamado Julian Assange en lugar de Pepito García y nos dice que los gobiernos tienen una serie de documentos secretos a los que él tiene acceso pues nos lo creemos aún más. Porque ¿quién se va a creer que Pepito García tiene acceso a material confidencial? Sin embargo Julian Assange sí porque es australiano, tiene un nombre muy bonito y ¡habla inglés! Así que sólo nos queda decir:

"Palabra de Assange, demos gracias a Wikileaks"

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